Quienes formamos parte de este espacio político tenemos la convicción de que, hoy más que nunca, resulta necesario aportar a la construcción de una nueva cultura política desde abajo y a la izquierda. Creemos que ésta cultura debe estar anclada en la vocación de síntesis de nuestras experiencias. Entendiendo que las mismas pueden aportar a fortalecer un camino común que nos permita trascendernos como organizaciones para abonar así las experiencias ya existentes basadas en la construcción de poder popular de las cuales nos sentimos parte.
Frente a estas elecciones de Centro nuevamente nos encontramos con prácticas de ciertas organizaciones que privilegian las acusaciones cruzadas, las difamaciones y delimitaciones forzadas entre quienes cotidianamente aportamos a la transformación social, o por lo menos intentamos hacerlo. De nuestra parte, creemos que estos vicios no aportan a hacer de la política una herramienta de transformación de quienes transitamos la facultad. Por eso mismo priorizamos los debates políticos de manera constructiva y fraterna, sin dejar por eso de decir aquello que pensamos y por lo cual militamos día a día.
Este asunto está ahora y para siempre en tus manos…
Ante el debate abierto sobre el rol que debe cumplir nuestro Centro de Estudiantes consideramos que debe poder ser un espacio que contenga las diferentes expresiones políticas, una referencia para el conjunto de los estudiantes, una herramienta para la articulación y organización que motorice las broncas colectivas para que puedan expresarse en acciones transformadoras. Un Centro capaz de asumir la defensa de la educación pública en todos los terrenos incorporando la disputa por el sentido de la producción del conocimiento y el rol social de los profesionales. Para poder emprender esta tarea el Centro debe ser autónomo de las gestiones de turno y de los gobiernos, para valerse de sí mismo y respaldarse en su capacidad como sujeto político colectivo. No se trata de repetir frases hechas: quienes pensamos esto nos hemos encontrado en la práctica, junto con otras organizaciones y estudiantes no agrupados en la construcción y prefiguración del Centro que queremos.
Teniendo en el 2008 una experiencia desarrollada desde abajo que habilitó la problematización del rol del Centro de Estudiantes, creemos que existió un avance en la construcción de una herramienta gremial con vocación inclusiva. Intento que, con sus aciertos y errores, permitió que el centro pueda ser entendido como algo que trascienda su conducción, con un funcionamiento basado no sólo en asambleas sino también en comisiones y la - reciente y embrionaria- experiencia del cuerpo de delegados. Entendemos que los pasos dados nos permiten hoy plantearnos nuevos desafíos; continuar apostando a los espacios de organización de base y al debate en nuestros cursos, de manera de seguir luchando en pos de nuestras reivindicaciones. Ámbitos que nos permitan motorizar y contemplar las inquietudes de la heterogeneidad de quienes estudiamos en la Facultad ; avanzando en el camino que emprendimos para aportar a la construcción de un movimiento estudiantil crítico, activo y protagonista. Por esto decimos que este proceso de nueva refundación aún no se ha agotado y que debe avanzar profundizando la democratización de la herramienta gremial de las y los estudiantes.
¡Organizarse para luchar, luchar para vencer!
Estas elecciones nos encuentran después de uno de los mayores conflictos llevados adelante por el movimiento estudiantil de sociales, con masivas asambleas que dieron muestras de la fuerza acumulada consiguiendo un triunfo histórico para nuestra Facultad, que viene luchando por el Edificio Único hace 14 años. Conflicto que pone en cuestión el modelo educativo vigente expresado en las pésimas condiciones de cursada y las dificultades para continuar nuestros estudios en la Universidad. Durante esta pelea, tuvimos que enfrentarnos a las autoridades de la Facultad (El decano Caletti y la vicedecana Clemente) que frente a legítimos reclamos sólo tuvieron como respuesta la demonización de quienes nos organizamos (de soluciones, ni hablar). Este movimiento estudiantil no salió de un repollo, sino que fue potenciado por la experiencia del primer cuatrimestre con el cuerpo de delegados que nos permitió luchar contra la causa abierta y la imputación penal a dos estudiantes de Sociales, iniciada esta por el mismísimo rector Rubén Hallú (máxima autoridad de la UBA ) y por la defensa del espacio recuperado del estacionamiento.
Durante este conflicto se desarrollaron genuinas experiencias y se abrieron interesantes debates: la autogestión de clases -expresando el cuestionamiento del rol pasivo del estudiante en el proceso de enseñanza y aprendizaje- y la construcción del comedor en la sede de Constitución. Son muestras de que existen fuertes ansias en el movimiento estudiantil por tomar la vida política de la Facultad en sus propias manos.
Creemos que resultó muy importante la confluencia de las preocupaciones comunes en función de priorizar los intereses del movimiento en su conjunto. Anteponer en todo momento la necesidad de promover la unidad y la masividad, buscando que la organización creciente de las y los estudiantes se logre cristalizar en un triunfo colectivo. Esta experiencia compartida es la que nos permite pensar que la lucha y la organización desde abajo sirven y que pueden conducirnos a importantes victorias. Porque valoramos estas formas de construcción y creemos que debemos darle continuidad y profundizarlas, es que confluimos en este espacio.
Que la tortilla se vuelva
La lucha de Sociales se enmarca en el estudiantazo que, en secundarios, terciarios y en la Universidad , puso en cuestión una política educativa y al mismo tiempo puso de manifiesto una juventud que no se resigna a aceptar lo establecido ni “lo mejor dentro de lo posible”. Una juventud que vuelve a tomar la política en sus manos como herramienta de transformación, que se organiza para luchar, que es hija del proceso abierto en el 2001 y que rompe con la apatía, el desinterés y la cultura del “no te metás”. Somos parte de esta juventud que intenta construir sus propias herramientas de participación y transformación, negándose a aceptar las viejas estructuras sindicales y políticas. Por eso rechazamos los llamados que intentan domesticar a esta nueva generación de militantes reduciéndola a una postura acrítica y posibilista. Esta mirada nos obliga a enfrentar a un gobierno apoyado en la burocracia del PJ y la CGT , que intenta instalar una polarización donde toda crítica sería “funcional a la derecha”. Sin negar que algunas medidas constituyen un nuevo piso desde donde avanzar, entendemos que éstas no son concesiones de un gobierno, sino la institucionalización de luchas históricas del campo popular y el lugar desde donde el poder reconstruye su hegemonía. Por todo esto creemos que la juventud debe tener un rol activo en la construcción de una fuerza social transformadora de las y los explotados y oprimidos.
Desde esta perspectiva es que elegimos la Universidad como ámbito de militancia, porque estamos convencidos de que es una trinchera en la cual debemos dar una disputa por un modelo educativo gratuito, masivo y de calidad, pero también por el rol social de la Universidad , entendiendo que debe aportar a la transformación social, a pintar la Universidad de obrero, de mulato y de campesino, como dijo el Che.
Con humildad y perseverancia venimos construyendo con este horizonte. En estas semanas vamos a debatir qué Centro queremos construir, para qué Universidad y para qué sociedad. Sabemos que no somos los únicos que transitamos este camino desde abajo y a la izquierda, por eso invitamos a todos y todas a recorrerlo juntos.
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