marzo 27, 2008

Sobre piquetes-paquetes y facho-cacerolas

En estos días, nos volvemos a encontrar con un fenómeno social que nos trae reminisencias de un pasado reciente. Pero la fórmula no es la misma. Estos piquetes no son los de laburantes y desocupados que resistieron los embates de las políticas neoliberales. Las cacerolas no son las de la clase media empobrecida que acompañó el parto del argentinazo.

Los piquetes de estos días son los de la Sociedad Rural Argentina y las Confederaciones Rurales Argentinas (con el lamentable seguimiento de la Federación Agraria Argentina), núcleos de los grandes terratenientes y productores medianos que se niegan a negociar la entrega de una parte de su desmesurado beneficio. En las ciudades se sumaron los cacerolazos de la renovada clase media y media alta que acompaña y sostiene el proyecto liberal de Macri y Carrió. Frente a este panorama encontramos a un gobierno que, lejos de llevar a cabo las reformas estructurales necesarias para alcanzar la tan postergada redistribución de la riqueza (Reforma Agraria, aumentos impositivos a los grandes grupos económicos y la renta petrolera, etc), da continuidad a la restauración operada por el binomio Duhalde-Kirchner. Logrando en poco tiempo el reordenamiento de las clases dominantes tradicionales y permitiendo la recuperación del modelo acumulativo agroexportador. El "campo" no es el que "salva" a la Argentina, sino el que en base a la explotación de nuestros recursos naturales, ha forjado un capitalismo semicolonial y dependiente, que hunde en la pobreza y la explotación a la mayoría del pueblo.

Las retenciones móviles del gobierno, que podrían apuntar en un sentido progresivo al aumentar el peso impositivo sobre los sectores de mayor rentabilidad tienen un problema fundamental al no discriminar a los grandes terratenientes y los pooles de siembra de los pequeños chacareros. Al no dividir el peso impositivo en segmentos por producción o hectáreas explotadas, a mediano plazo retenciones así instrumentadas pueden fomentar la concentración de la tierra, dado que los grandes propietarios y comercializadores pueden pagar las retenciones y seguir obteniendo exorbitantes ganancias, mientras los pequeños productores y campesinos pueden caer en el ahogamiento y la quiebra. Por otra parte, el dinero recaudado mediante las retenciones, lejos de utilizarse para la tan postergada distribución del ingreso, es destinado a la acumulación de reservas, el pago de la deuda externa, el subsidio a grandes monopolios privados y a las carteras clientelares de De Vido y Alberto Fernandez. Quedando relegadas siempre, las demandas populares más acuciantes en materia de educación, salud, alimento, vivienda y salarios. 

Por todo esto y mucho más, la Corriente Julio Antonio Mella no apoya ni tiene expectativas en el gobierno nacional. Por eso marchamos el lunes 24 de marzo en la convocatoria antigubernamental y participaremos el 31 de marzo en la movilización junto a la Conadu Histórica. Pero nos ubicamos en las situaciones concretas, y como parte del campo popular NO estamos dispuestos a hacerle el caldo gordo a La Nazion y la Sociedad Rural, representantes históricos del golpismo y el gorilismo más recalcitrante. Es preocupante en tal sentido, que cierta izquierda enceguecida en diagnósticos desmesurados sobre supuestas crisis permanentes y revoluciones a la vuelta de la esquina, considere que toda protesta social o contra el gobierno es progresiva en sí misma, independientemente de los intereses que defienda y de los fines políticos que se proponga. Por nuestra parte, apuntamos a enfrentar al gobierno desde los intereses del campo popular y desde una perspectiva política de izquierda: con la Sociedad Rural, los medios de comunicación, la derecha liberal, y los sectores ultra-reaccionarios de las clases medias altas porteñas, NO vamos ni a la esquina.

Lo que esconde la falsa opción de "con el campo o con el gobierno" que se instaló desde los medios de comunicación es que en este debate se olvida a los verdaderos productores: los millones de peones rurales que trabajan en negro y los campesinos desplazados de sus tierras por terratenientes en el país profundo que nadie filma, como vienen denunciado desde hace años organizaciones como el MOCASE – Vía Campesina. ¿O qué dirían los medios de comunicación, a quienes sorpresivamente ahora les parecen "pacíficos y civilizados" los piquetes, si quienes salieran a cortar las rutas en defensa de sus derechos laborales fueran los peones? ¿O si familias de campesinos pobres tomaran tierras para trabajarlas? ¿No estarían hablando de subversión, de la ilegalidad de cortar rutas, de enviar al Ejército? Es que los medios se guían por los consejos del vicepresidente de la Sociedad Rural, Hugo Luis Biolcati, quien señaló que "hay que fijarse el color de la piel de los que protestan". Se entiende: los cortes en Coronel Diaz y Santa Fe son de "ciudadanos" , los de un desocupado desesperado en el Conurbano son de "piqueteros violentos".

El problema de fondo es que vivimos en un país en donde la desigualdad social crece cuando la economía anda bien y explota en miseria y desocupación cuando las ganancias comienzan a caer. Terratenientes o industriales, extranjeros o "nacionales" , productivos o financieros, los grandes empresarios acumulan para que los trabajadores siempre seamos el pato de la boda. 

Hoy más que nunca creemos firmemente que la única solución para nuestro pueblo va de la mano de reformas estructurales: terminar con los feudos y los latifundios para distribuir la tierra, acabar con el agro-negocio que arruina nuestro suelo y enriquece a las empresas transnacionales, poner las enormes riquezas y los recursos nacionales estratégicos al servicio de las grandes mayorías populares.

Corriente Julio Antonio Mella

marzo 07, 2008

Abriendo ventanas

Compañeras/os:

Quienes nos sentimos de izquierda, quienes tenemos el corazón enfilado pa´ ese lado, nos pensamos como sujetos de cambio, de la transformación de lo establecido. Pero no hay que ser Eistein para darse cuenta que no todo cambio es para bien, incluso a algunos hay que ponerles el cuerpo para que no se materialicen. Y pasa que Filo está afrontando momentos de cambio. Junto al resto de las facultades de Buenos Aires se encuentra en medio de reestructuraciones silenciosas con tufillo a noventas (los silenciosos son los de peor tufillo). El escenario plantea una Reforma universitaria que poco tiene que ver con las corrientes progresivas de comienzo de siglo XX. Más bien, se trata de una avanzada por mantener la gobernabilidad en manos de camarillas carentes de representatividad. Más bien, se trata de meter de a poquito el viejo objetivo neoliberal de arancelamiento y exclusión, de disciplinamiento frente al mercado.
¿Cuánto sabemos sobre las leyes que rigen nuestra educación? ¿Cuáles son los mecanismos que permiten el ahogo presupuestario? ¿y cuáles son los organismos que controlan y regulan la dinámica universitaria con criterios tecnocráticos y eficientistas? Que no te lo cuenten…
Muchos somos los que presenciamos estas transformaciones impávidos. Superados desde nuestra terca individualidad, nos sometimos a la larga siesta, aprobando exámenes pero dejando para otro día la reflexión sobre nuestro que hacer, o sobre el quehacer que vendrá. Vimos a la universidad como un fast food.y todo el mundo sabe que nada conciente sale de un big mac
 
Política hacemos todos al caminar…
 
¿A quién le gusta este escenario? A nosotros no, Te proponemos que te metas, que te adentres en el meollo, participando en las instancias políticas en Filo, o que inventes nuevas. En este momento hay una decena de agrupaciones que componen un amplio espectro ideológico con formas de trabajo diferentes. La mayoría de las mismas hacen quichicientas actividades a lo largo del año, además poseen secretarías en el órgano gremial de los estudiantes que es el Centro de Estudiantes (Dato: el que gana las elecciones no se "alquila" el Centro de Estudiantes, lo comparte como mayoría con el resto de las fuerzas y estudiantes sueltos), Informate, preguntá, discutí y sobre todo hacé la experiencia de participar: Hubo un proceso histórico que nos escindió de las tomas de decisiones, de las instancias de gobernar y gobernarse. No es casual que estemos acostumbrados a que nos representen, dejándole a otro la resolución de los problemas.

Podés participar en estas instancias, así como también en las reuniones de Junta de tu carrera, en las asambleas. Solo se trata de rasgar en la puerta adecuada del lado de la vereda que más se ajuste a tus principios.
 
¿Quienes somos?
 
Colectivo de Izquierda es una agrupación conformada por estudiantes de casi todas las carreras de filo que allá por el 2005 comenzaron a hacerse cargo de que si nada de lo que había en filo nos convencía del todo y si el bichito del zurdaje nos seguía picando, entonces lo lógico era armar nuestro propio lugar. Horizontalidad en la toma de decisiones, búsqueda de radicalidad en la práctica y en la teoría, congruencia entre lo que se dice y lo que se hace, un análisis compartido sobre una universidad que debe transformarse tanto como el resto de la sociedad, y sobre una comunidad académica que tiene mucho de académica pero poco de comunidad. En definitiva, configuramos a grandes rasgos un proyecto político (¿y si recobramos esa palabra?) desde nuestro lugar y para nuestro lugar. Lógicamente lo estamos articulando a nivel de toda la UBA en un espacio llamado Corriente J. A. Mella (lean otros volantes nuestros, todo no se puede explicar!)
 
 

Antropo: la ardua tarea de buscar dinosaurios

En Antropo, el divorcio entre el ámbito de la acción y la teoría social es evidente. Se asume casi de manera explícita que el investigador es un homo político, pero como también es economico, olvida a lo largo de su trayectoria su compromiso social para adentrarse en la dolorosa lucha por entrar en la carrera científica. Por ello, en la rama  "social" se estudia a los movimientos sociales pero la mesa de diálogo con ellos está en la carpintería. En el caso de la orientación arqueológica la preocupación por una influencia en el medio social es la excepción más que la norma. La labor difícilmente se enmarca en un proyecto social y hasta el momento las iniciativas sobre la utilización del conocimiento académico en las economías de las comunidades locales son escasas o hallan poco eco en el apoyo institucional. En definitiva, la articulación generada por la extensión universitaria es deficiente y eso tiene mucho que ver con la formación que recibimos. Pero a no desesperarse, hay gente abriendo caminos…
Los discursos ideológicamente neutros no existen. Y nuestras prácticas son discursos. Aunque nos pese, recibimos una formación metodológica en cuenta gotas. Se nos estimula a escribir, criticar y confrontar autores pero "el campo" no es una instancia contemplada a lo largo de la formación. Mientras la orientación Sociocultural le dedica UNA materia que se recomienda hacer promediando el final del ciclo de grado, en arqueo no existe, solo se dicta un seminario cuatrimestral no obligatorio que lamentablemente no logra suplir este  bache. El gabinete se abandona cuando se entra a un equipo de investigación, los cuales llevan tiempo de trabajo ad honorem a su vez que se adquieren los conocimientos de los que se carecen en la formación de grado. Ergo, nuestra capacidad para reflexionar sobre la práctica es nula, pues ¿cómo vamos a cuestionar una labor que hacemos escasamente, de manera informal o ni siquiera llegamos a hacer?
La presencia (o ausencia) de espacios de formación metodológica nos hacen sospechar que el ideal de antropologo que aprendemos a recitar de memoria desde que cursamos HTA era un engañapichanga. Ese Malinowsky que pasa sus días en el campo no es en el que nos vamos convirtiendo con el paso de los años. En filo, es más fácil encontrarnos con una raza (no os preocupeis, es figurativo su uso en este caso) de antropólogos bastante diferente.  Luchando por una beca, un subsidio o un algo que nos ayude a ser antropólogos, a investigar, vamos encontrando nuestro espacio mezquino entre las camarillas profesorales que hoy se disputan el poder en la carrera, la facultad y la UBA. Aprendemos a pagar el ensanchamiento del currículum de una manera algo perversa. Nuestras reflexiones contemplativas, expresadas en papers, trabajos en congresos o publicaciones, tienen como protagonistas a personas que viven o que se ven ligadas a las poblaciones que estudiamos y por ende afectadas. Muchas veces no se les informan los objetivos de la investigación o se los abandona en el medio de las luchas que están sosteniendo.
No es casual que lleguemos al final de la carrera sin un entrenamiento en como lidiar con la tensión entre la producción de un conocimiento académica aceptado y la participación y toma de posición frente a los conflictos de los que somos testigos. Es así como los sueños de juventud no dejan de ser más que eso. Participamos en clases donde pareciera que estamos descubriendo la clave para liberar al mundo de sus contradicciones y sus antagonismos, pero nada de eso sirve si no se puede convertir a PDF y publicarlo en una revista francesa (o norteamericana si se es más pesimista).
La ansiedad no nos debe comer. Ya hubo muchas iniciativas para cambiar el curso de esta historia, se propusieron instancias de taller para llegar a tener una sólida formación teórico-metodológica desde el comienzo y no para que la disfruten los que llegan al tramo final.
La Antropología se vanagloria y se relame en su heroica defensa de la pluralidad de pensamiento. Sin embargo dentro de la universidad  bloqueo por todos los medios de que dispuso hasta el momento, la apertura de cátedras paralelas (¡precisamente de Epistemología y Metodología!) y la reforma del Plan de Estudios. Triste, pero realista, no deja de ser reflejo de un claustro que quieren conservar su nicho, dado que el espacio en la universidad les permite mantenerse en la carrera científica.
El cambio puede y debe surgir impulsado por el claustro de estudiantes. Se sabe y se teme. No es inocente el carácter antidemocrático y la escasa representación estudiantil en todos los órganos de gobierno de la UBA, del que la Junta de la Carrera no es excepción. Desgraciadamente, la apatía a toda forma de participación política a la que nos han llevado, todos estos años persiguiendo el triunfo individual, no han facilitado el desarrollo de una conciencia transformadora, emancipadora.
Esperamos no abrumarte con todo esto, es nuestra intención que estés alerta. Muchos estudiantes de la carrera tenemos ganas de juntarnos para organizarnos, exigir y llevar a cabo los cambios necesarios.

Letras: "Bravos lingüistas del diccionario/ vayan buscando vocabulario…

que ha de llegar el día si es necesario
en que se hable un lenguaje interplanetario"
Alfredo Zitarrosa
  
Ya estás en condiciones de realizar por lo menos una afirmación: "Soy estudiante de letras"
¿Pero todavía no las aprendiste? ¿Y te salen lindas? ¿Por cuál vas? ¿Y después empezás a estudiar los números?
Tranquilo. Todos hemos soportado preguntas como éstas al inicio de nuestra carrera, y de hecho las seguimos escuchando. Es algo que flota en el ambiente y que también debe estar dando vueltas en tu cabeza: ¿Qué capso estudia un estudiante de letras?
Si saliste victorioso del CBC, es hora de empezar la carrera. El plan de estudios de letras está organizado en tres ciclos: el primero es el CBC, el segundo (acá estás vos) es el ciclo de grado, y el tercero es el ciclo de orientación. El ciclo de grado al que tan entusiastamente estás ingresando consta de nueve materias y un idioma, para cursarlo más o menos sin demasiados tropezones, más adelante te damos unos consejitos. Es en el ciclo de orientación en donde se te ensancha bastante el panorama y tenés tres caminos para elegir: letras clásicas, letras modernas o lingüística (un dato curioso: estas tres orientaciones de la misma carrera se encuentran en dos departamentos separados. Letras clásicas está organizada como una carrera aparte). La orientación en letras modernas comprende áreas en la que las opciones se afinan un poco más y podés elegir centrar el estudio en determinadas literaturas, clasificadas por un criterio geográfico (española, latinoamericana, extranjera, etc.) o en teoría literaria. A rasgos generales, así está organizado el plan de estudios e la carrera, que rige desde el año 1984 (no, no nos equivocamos, el plan de estudios tiene ¡más de 20 años!).
Historia de tu ausencia
Quizás escribas, tengas algunas poesías tuyas o algunas ideas para futuros cuentos en la cabeza. Nuestro consejo es: dale. Dale, no pares de escribir, hacelo más seguido, no abandones esa práctica. A la mayoría de nosotros el estudio de la teoría nos hace abandonar la escritura por diversas razones (no tengo tiempo, lo que escribo es una porquería, etc.) Y después de cursar un par de materias nos damos cuenta de que la carrera no te forma como escritor sino como lector. Y acá empezamos a hablar de las ausencias. Uno de los grandes agujeros de nuestra carrera es la falta de talleres de escritura, no sólo de expresión artística (como muchos de los estudiantes exigen principalmente al inicio de la carrera) sino también de corrección y estilo, imprescindible tanto para el desarrollo de las abundantes monografías que escribimos como para algunas de las salidas laborales que tenemos: investigación, editoriales, periodismo, educación. La única alternativa que tenemos por ahora es cursar la materia de Edición, pero no es reconocida dentro de las materias a cursar en nuestro plan. Y para satisfacer la ambición creativa, ir a un taller literario, por fuera de lo académico. Y sumamos… la falta de materias introductorias es otro bache; hablamos de literatura y también de introducción a diversas disciplinas, porque en las cursadas precisamos a la historia y a la filosofía constantemente. Estas omisiones hacen que el choque con la primera materia de la carrera (generalmente Teoría y análisis) vaya dejando gente en el camino. 
Para no bajonearte, tiramos rápido algunas más: la ausencia de algunas literaturas. Por un lado, están las que existieron unos años atrás (seguramente escuchaste hablar acerca de Literatura brasileña y portuguesa, materia momentáneamente "extinguida"); por otro lado aquellas que el plan de estudios no contempla, como por ejemplo literaturas orientales. Y las materias que efectivamente se dictan no se atienen a ningún contenido básico (la discusión sobre la libertad de cátedra precisaría un boletín entero) por lo cual dos personas que cursaron la misma materia en cuatrimestres diferentes pueden haber estudiado literatura contemporánea o vanguardias de principio de siglo (¿diversidad cultural?). También se darán cuenta de que la poesía es bastante ignorada, por lo general se la pasa por alto. 
"Los pueblos más lejanos en el paisaje/sueñan viven y luchan en mi lenguaje…"

HISTORIA: Elige tu propia aventura:"La carrera interminable"

Hola, bienvenido a la carrera de historia de la UBA.
Si sos ingresante seguí leyendo, si  sos veterano pasa al subtítulo siguiente...
Por suerte, hay dos cosas que la carrera de historia no es: primero, no es una carrera en la cual vas a estudiar fechas, nombres y acontecimientos. Segundo: tampoco vas a hacer "la gran Pigna". No estudiarás divertidas o extrañas anécdotas históricas. Es decir, acá  importa un carajo si Belgrano era gay, o si Cabral era negro o blanco.

Si elegiste esta carrera para alguna de las dos cosas anteriores, le pifiaste, pensalo de nuevo. Si lo que buscabas no era eso, seguí con el texto...

¿Qué historia se esta escribiendo en Filo?
Humildemente, creemos que la historia no es más ni menos que una construcción (permeada por relaciones sociales) que hacemos en el presente acerca de ciertos aspectos del pasado. Evidentemente, esto tiene grandes implicancias a la hora de analizar qué es lo que estudiamos y en función de qué intereses se escribe esta historia. En este sentido, en la carrera nos encontramos con muchos tipos que nos quieren hacer creer que el mundo es estático, que las cosas siempre fueron así, y por lo tanto, la transformación social es imposible e inviable.
Por otra parte, al pensar la problemática de hacia quienes está dirigida la producción de la carrera, nos vamos a encontrar con que la mayoría de las veces (si no el 100%) éstas no trascienden de la esquina de Puán y Pedro Goyena. Lamentablemente, esto deja al desnudo una gran carencia: la historia la hacen los historiadores para los historiadores (una endogamia de la puta madre). Esta más que claro con esto que las problemáticas sociales actuales no son parte ni por asomo de casi ninguna de las materias que cursamos. Te preguntarás que puede tener que ver Carlomagno o Ramsés IX con algún conflicto social. No mucho y mucho a la vez.- ¿¿Cómo, qué?? –si, es así. El tema está en qué es lo que se apunta a rescatar y que se recorta en cada construcción histórica y en cada corriente historiográfica, y que tipo de relaciones sociales se quieren construir y/o legitimar a partir de esto. Hagámonos cargo, entonces, que esto también es hacer política.  
La pregunta obligada es: ¿de que carajo nos sirve una Historia academicista? ¿es puro onanismo intelectualoso? Al final de cuentas,  toda historia es militante (por derecha o por izquierda) 
Si todo lo anterior te parece una estupidez, tenés dos opciones:
1-     tiras el volante al tacho (y cuando nos veas nos escupís un ojo)
2-     nos buscas y lo discutimos (con una birrita de por medio)
Si todo lo anterior te cierra total o parcialmente, seguí leyendo...
Cátedras paralelas, pluralidad ideológica ¿Lo qué!!?
Por lo dicho más arriba, creemos que es necesaria la lucha por la pluralidad ideológica en la carrera a través de la apertura de diversas cátedras paralelas, sobre todo en las materias nodales y que suscitan más controversias políticas e historiográficas, por tratarse de nuestra historia nacional y latinoamericana, digamos, lo que nos toca más de cerca. Sucede que hace algunos años, luego del regreso a la democracia, acompañada de aires liberales en lo económico pero también a nivel académico, muchas cátedras fueron transformadas en "mini-feudos" en los cuales grupúsculos de profesores se enquistaron en sus sillones, para delinear nuestra historia, negando cualquier instancia de participación y discusión, acusando a los estudiantes de facilistas cada vez que se abría una nueva cátedra. El cuatrimestre pasado se luchó en el consejo directivo por la apertura de Argentina II y  América III, ahora toca seguir remándola, movilizándonos y exigiendo la aprobación de cátedras paralelas para que de esta manera intentar garantizar la pluralidad ideológica en nuestra carrera.  
Baldazo de agua fría: yo quiero ser un investigador (o una chica Almodóvar)
Se supone que nos preparan para ser futuros investigadores. Sin embargo en los hechos el porcentaje de talleres de investigación que se nos brinda es casi nulo, uno se recibe o quiere empezar la tesis y muy probablemente se encuentre con que la carrera no nos brindó ni una sola herramienta para encarar una investigación histórica, no sabemos donde conseguir materiales útiles, ni manejamos una metodología de investigación (de hecho es aberrante que no tengamos una materia de metodología de la investigación histórica). 
Además la licenciatura se hace interminable y los grupos de investigación en la mayoría de las cátedras son cotos cerrados donde sólo entran unos pocos. Durante la cursada de las materias troncales este tipo de actividad se reduce a la utilización de algunos documentos históricos como fuentes y nada más. Ni hablar de las posibilidades de publicar alguna mínima investigación.  
Con la docencia pasa algo parecido: la carrera sólo ofrece dos materias didácticas, y que para peor, se manejan con una lógica de "como docente, haz lo que yo digo, y no lo que yo hago...". 
Peor panorama tenemos cuando pensamos en la "salida laboral" de nuestra carrera. A ningún egresado se le ocurre otra respuesta que la de dar clases y/o investigar. Pero lo peor es que la facultad no brinda ningún puente con el afuera, ni para laburar en algún lado cualquiera (no hay bolsas de trabajo ni nada por el estilo) y menos todavía para la conexión con movimientos sociales en los cuales como historiadores deberíamos tener mucho que aportar (bachilleratos populares, fabricas recuperadas, etc.)

 

Si pensabas que serías un investigador comprometido, rico en materia ideológica y académica... game over. Se terminó tu aventura. Cerrá el libro.

 

Si aun pensás que es posible luchar por una carrera mejor, seguí leyendo...
No tires la toalla, hace historia!
A pesar de todo esto, es muy común en nuestra carrera, la conformación de grupos de estudio con diferentes temáticas, por parte de los mismos estudiantes. En este momento existen en filo cientos de grupos de este tipo que intentan mediante la acción conjunta contrarrestar las limitaciones ideológico-académico-institucionales, muchos de ellos con una visión crítica con la que intentan transformar la realidad a través de la historia. La cita obvia es, claro está, que te sumes a participar en los espacios que más prefieras. Como vimos en esta "aventura" (más bien un tren fantasma) queda muchísimo por hacer, pero creemos firmemente que vale la pena hacer el esfuerzo por transformar a esta carrera (y por que no a la universidad y su comunidad) en actores del cambio social. 
 
Salud y buen viaje!