septiembre 12, 2006

¿Por qué Julio Antonio Mella?

“Queremos una Universidad que haga en el campo de la cultura lo que en el de la producción harán las fábricas del mañana sin accionistas parásitos ni capitalistas explotadores”.
Julio Antonio Mella. El concepto socialista de la reforma universitaria

Puede pensarse que el tamaño de una biografía depende linealmente de la cantidad de años vividos. Ahora, no estaría mal dicho razonamiento si, acto seguido, se dejara lugar para las excepciones generalmente producidas por los grandes hombres. Entre estos últimos nuestro Julio Antonio Mella.

“Muero por la revolución” fueron sus últimas palabras mientras era cobardemente asesinado por la espalda. El 10 de enero de 1929 la inteligencia del dictador cubano Machado, enviada a México, no le pudo perdonar cómo en tan pocos años este muchacho había hecho tamaño revuelo entre la juventud y los trabajadores de la isla caribeña. Tan sólo 25 años le alcanzaron para crear la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) y ser uno de los máximos exponentes del proceso continental de reforma universitaria, cuya primera expresión tuvo cita en la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina) hacia 1918. Rector interino de la Universidad a los veinte años, ya advirtió que “si la reforma va acometerse con seriedad y con espíritu revolucionario no puede ser acometida más que con espíritu socialista…”. Punto clave en la obra de Mella: ligar la lucha por la reforma universitaria a la revolución socialista y los intereses de la clase trabajadora. 

Fue fundador de la Universidad Popular José Martí con el objetivo de destruir “el monopolio de la cultura” tan ligado a la ideología dominante. Esta lucha contrahegemónica se da en las mismísimas aulas en las que la literatura marxista, antiimperialista y anticapitalista, ocupa la mayor atención de quienes van a estudiar, en su mayoría trabajadores. Qué más claro el artículo tercero de su estatuto: “La Universidad Popular, de acuerdo con los principios, enunciados, procurará formar en la clase obrera de Cuba y en cuanto acudan a sus aulas, una mentalidad culta, completamente nueva y revolucionaria”. 

Sigamos. A la par que los años avanzan en la vida de Mella también lo hacen sus razonamientos y posiciones políticas. Su fervoroso antiimperialismo va siendo conectado poco a poco al pensamiento de Marx y a la revolución conducida por Lenin. Así participa en 1925 de la fundación del primer Partido Comunista de Cuba (PCC) ligado a la III Internacional. Con el asenso del estalinismo en la Unión Soviética, la degeneración de la III Internacional y del Partido Comunista, Mella va adoptando una posición cada vez más crítica al punto de vincularse a la “oposición de izquierda”. ¡Con cuenta lucidez este revolucionario supo ver, a contramano de la mayoría, las atrocidades del estalinismo al poco tiempo de que este ocupo el poder!

Julio Antonio Mella forma parte de esa generación revolucionara de los años veinte. Aquella que hizo del marxismo una “ciencia de lo concreto” y lo interpretó desde las particularidades históricas de nuestro continente. En la búsqueda de unir el antiimperialismo y el socialismo debatió con el populismo latinoamericano reinante, considerando que las tareas nacionales y democráticas no pueden ser separadas de la construcción del socialismo. “La liberación nacional…será por medio de la revolución obrera” sentenció para que no quede lugar a dudas.

Los últimos momentos de su vida los pasa en el exilio, luego de ser expulsado de la Universidad, preso y liberado por la presión popular y una huelga de hambre. Desde la otra orilla del Golfo de México pensará en un desembarco en Cuba y en comenzar una revolución para derrocar a Machado. Su asesinato se lo impidió, pero sólo por unas décadas. Hasta que un buen día de noviembre, sin ser visto por tripulante alguno, suba al Granma en la búsqueda del socialismo.

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