Antropo
-2do Cuatrimestre de 2008-
Editorial
"¿Por qué el cuis arriesga su vida cruzando un camino muy transitado cuando al otro lado de éste no ha de encontrar nada muy diferente a lo que acaba de dejar?"...
... se preguntaba Fontanarrosa en ¿Cuáles son las verdaderas intenciones de los cuises? Desde Filo, antro por excelencia de roedores de biblioteca, nos hacemos una pregunta similar. La reforma de Plan de Estudios en Antropo es una realidad que quizá se materialice al fin luego de más de 20 años de amagues. Pero muchos son los que hoy miran con desconfianza tal reforma. Están aquellos que no creen que vayan a producirse cambios profundos, por ejemplo, que se deje el enciclopedismo que caracteriza a algunas cátedras para dar lugar a materias donde se discutan los fundamentos filosóficos de las Teorías Sociales.
Encontramos posiciones que consideran el marco en el que se produce esta Reforma; por ejemplo, la posibilidad que se haga extenso a las carreras humanísticas el "aliento" monetario que están recibiendo las carreras de la Facultad de Ciencias Sociales para reestructurarse, pero teniendo como perspectiva el acortamiento y el traslado de contenidos al postgrado. Lamentablemente, la mayoría ha perdido la Fé, lo cual aleja aún más la perspectiva de concretar el cambio.
Asimismo nuestro lugar en el Proyecto Nacional K de Investigación se vislumbra reducido, dadas las declaraciones del ministro de Educación, Juan Carlos Tedesco que no dejan lugar a dudas. El gobierno considera imperioso promover las carreras científico-técnicas, prioritarias para la industria, a través de procesos de acreditación, dejando a un lado aquellas que hoy no tienen problemas de demanda. El inconveniente entonces reside en qué concepción de desarrollo se tiene. Si esta se emparenta con lo que se promovió a esta ahora, la sojización del campo, transnacionalización de la economía y el sorteo de los recursos naturales, explotando la tierra sin considerar a sus pobladores, entonces redefinamos desarrollo. Las Ciencias Sociales, a diferencia del rol que tuvieron en el contexto histórico de su surgimiento, tienen la posibilidad de estar allí, en el momento donde se redirecciona el mundo laboral. Particularmente, la Antropología puede brindar un lugar propicio para que afloren las "ecologías" de los saberes, las temporalidades, las diferencias y la productividad, elementos claves para fundamentar una organización de la producción no capitalista.
Volviendo entonces a los cuises. Podremos salir ilesos de este contexto de reforma que empezó este año y se prolongará al siguiente, desgastando neuronas de una nueva generación de estudiantes y los cargos políticos de varios de nuestros actuales docentes (esto último porque la dirección de la carrera se pronunció por la positiva a la hora de salir a la calle a pedir por un presupuesto acorde a las demandas del próximo plan de estudios que incluye horas de trabajo de campo y materias optativas). Pero tal travesía, la cual insumirá bastante de nuestro tiempo ¿dará lugar para un escenario favorable donde podamos plasmar nuestro conocimiento en vehículos de cambio de la calidad de vida de la gente?
Como siempre, creemos que hoy no es viernes 3 a.m. No hay razones para angustiarnos y tirar lo que cursamos por la ventana, ni mucho menos para no ocupar un lugar en las discusiones, a pesar de ser estudiantes y por lo tanto con una repercusión exigua en la toma de decisiones. En definitiva, la carrera hoy se funda en una posición Crítica, con el objetivo de desnaturalizar el sistema social actual, su idea de progreso y la explotación del hombre, permitiendo adentrarnos en su génesis y su función histórica. De esta manera es que entendemos las relaciones sociales en las que se funda, y el carácter que como transitorio lo hace revocable. Nuestros docentes comprendieron la adquisición de estos conocimientos como praxis y no como la simple acumulación de datos, metodologías y técnicas. Que hoy el aula no sea un laboratorio de científicos sociales operando en pos del desenmascaramiento es otra historia y que en la peli que dan ahora ganen siempre los malos no nos tiene que confundir: la carrera sigue dando herramientas para la crítica y está en nosotros presionar para que se abra a los problemas sociales sobre los que teoriza. Entonces, nada debe desesperarnos, ni dividirnos o desalentarnos, resulta urgente darnos ahora el espacio para hablar y generar nuestros propios consensos. La ansiedad de nada sirve si no la encauzamos en proyectos colectivos y de liberación conjunta.
La Antropología no termina en el aula y eso tendría que cristalizarse en la próxima reforma, que seguramente contemplará la "salida al campo" (como alguna vez se creyó era la única manera posible de trabajo) que si bien es imprescindible, no es suficiente. Si no estamos convencidos que podemos generar un conocimiento para cambiar la sociedad, perdimos una batalla. Por eso hay que salir a la lucha por los medios que garanticen un lugar al pensamiento insurgente. Eso se traduce en un mayor presupuesto para la investigación, que hoy está concentrado u obliga a operar con miserias y en generar vínculos reales con cooperativas de trabajo, movimientos territoriales y campesinos.