Declaración de la COMPA ante el Congreso de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA)
Luchemos contra la precarización laboral
El “Modelo Argentino” y la realidad de los trabajadores y trabajadoras
En la última década, la combinación entre la devaluación y las condiciones económicas internacionales excepcionales dio lugar a un fuerte ciclo expansivo de la economía que sigue en marcha.
Si miramos los números de la Argentina de 2003 y los comparamos con las cifras de hoy, veremos que ha habido una recuperación en los índices de empleo y una baja en la desocupación. Todo esto, sin que en la Rosada haya un proyecto popular ni transformador. ¿Cómo fue posible?
El punto quizá más importante para caracterizar el nuevo patrón de desarrollo iniciado en 2003 (y sus líneas de continuidad con el proceso neoliberal de los 90) es el gran crecimiento del trabajo precario. Esto nos plantea a las organizaciones populares un debate sobre qué debemos hacer frente a este cambio en la situación de quienes vivimos de nuestro trabajo.
La precariedad e informalidad laboral que se han impuesto constituyen un rasgo distintivo de la economía argentina ya que son parte de la estrategia de los empresarios para abaratar el costo laboral y mejorar su competitividad. Por supuesto, esta situación de precariedad tiene impactos fuertes a nivel de los ingresos de los trabajadores y trabajadoras. Las diferencias salariales entre trabajadores formales, no formales y del sector público son significativas.
En la actualidad más del 50% de la fuerza de trabajo se encuentra “en negro” o con distintas formas de precarización laboral, y esa es una de las principales causas de la fragmentación y debilidad en los lugares de trabajo. Ocho años de gobierno supuestamente “progresista” y de crecimiento ininterrumpido no han bastado para revertir este panorama estructural. Porque más allá de los discursos y algunas políticas focalizadas no hay decisión política de impulsar otro modelo laboral y sindical.
Esto es tan evidente que basta mirar qué hace el propio Estado en cuanto a sus relaciones laborales. De acuerdo a los datos oficiales, hay casi 40.000 empleados precarizados sólo en el Estado nacional. Esta realidad se repite y se agrava en todas las provincias, y ni hablar en los municipios.
El asesinato de Mariano Ferreyra a manos de una patota sindical de la Unión Ferroviaria (CGT) ha provocado indignación en miles y miles de personas en todo el país. El brutal asesinato se da en un marco realmente particular: la conducción del sindicato, en acuerdo con la empresa y con la complicidad de la policial ataca a los trabajadores que luchaban por un derecho elemental: que se los reconociera como lo que eran: trabajadores ferroviarios.
Flexibilización y burocracia para dividir a los laburantes
Precisamente estos dos temas –la precarización, la burocracia sindical- constituyen el problema central que hoy tenemos la mayoría de los trabajadores. Y si esos problemas existen es porque alguien lo permite. Por complicidad económica y alianzas políticas, gobierno y empresarios han favorecido la existencia de estos burócratas, más preocupados en hacer negocios personales que en la realidad de los trabajadores.
La flexibilización laboral fue junto a la desocupación, la principal estrategia de las empresas y el Estado para fragmentar la clase trabajadora, debilitándola y avanzando sobre derechos conquistado con años de lucha de los trabajadores. Este retroceso histórico fue posible por el acompañamiento de la mayor parte de la burocracia sindical y política, incluidos los Kirchner y muchos otros que en los 90 estaban con Menem y hoy se presentan como si nada de eso hubiera pasado.
Más allá de los discursos y de algunos gestos, el gobierno kichnerista no combate esta situación. Y las alternativas de recambio reales, no ofrecen un panorama más alentador: ¿es que pueden esperarse políticas más favorables para los laburantes de parte de Alfonsín y la UCR de la “Ley Banelco”? ¿El peronismo federal o disidente, con empresarios y asesinos entre sus principales figurones, puede contener siquiera una mínima esperanza de coyunturas o iniciativas más favorables para quienes vivimos de nuestro trabajo? ¿Pueden ser una salida las corrientes de centro izquierda que hablan muy poco de los trabajadores mientras proponen alianzas con los pequeños y medianos empresarios?
Pensamos que la respuesta pasa por comenzar a construir una verdadera alternativa político-sindical desde los sectores populares contra las patronales y las burocracias del Estado y el unicato sindical.
Contra la precarización laboral y por la democracia sindical: la CTA como una herramienta de los trabajadores y trabajadoras
Este panorama, que ya de por sí nos habla de una fragmentación entre “formales” e “informales”, se ve agravado porque la precarización asume muchas y diversas formas (trabajo esclavo, en negro, contratados, fuera de convenio, etc). Pensamos que este dato es clave para comprender al movimiento obrero de nuestro tiempo, ya que la construcción de nuevas prácticas sindicales no podrá jamás hacerse de espaldas a esta mayoría de compañeros precarizados. Debe incluirlos, pensar lógicas propias de construcción, estrategias lograr la organización a pesar de las adversidades.
Y en esta lucha vale tanto como siempre el reclamo por la democracia sindical. Democracia que tiene que ver con el otorgamiento de la personería jurídica para la CTA, ninguneada durante años por sucesivos gobiernos incluyendo el actual. Democracia para las nuevas instancias de organización sindical, perseguidas por patrones y burócratas y también negadas por el Ministerio de Trabajo. Y democracia también en los lugares de trabajo, para que desde abajo podamos organizarnos y luchar por condiciones de vida dignas para todos y todas.
Trabajadores y trabajadoras en la
COMPA
Coordinadora de Organizaciones y Movimientos Populares de Argentina
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